Etiquetado energético
Todos los aparatos consumidores de energía deben cumplir el Reglamento Europeo para el etiquetado energético, que entró en vigor el 1 de agosto de 2017. El objetivo de dicha reglamentación es que los compradores de electrodomésticos, aparatos de climatización, iluminación o vehículos dispongan de una información completa en torno a la eficiencia energética del producto que acaban de adquirir, una información del nivel de consumo de dichos aparatos.
Para clasificarlos, existe una escala entre la A y la G. La primera, de color verde, es la más eficiente desde el punto de vista energético; la segunda, de color rojo, la menos eficiente. Actualmente, cuando la mayoría de los aparatos de un determinado tipo llega a la clase A, pueden añadirse a la escala hasta tres clases adicionales: A+, A++ y A+++.
Gracias al etiquetado energético, los consumidores pueden elegir los productos que consumen menos energía y de esta forma ahorrar dinero en cada compra. En el ámbito empresarial, la exigencia de este etiquetado puede fomentar el desarrollo de políticas de I+D enfocadas por parte de la industria a los productos de bajo consumo.